Se estrenó el tercer capítulo de ‘Azul Profundo’, cayo Bolívar
Este 13 de febrero se conoció el tercer capítulo de la miniserie ‘Azul Profundo’, creada por Radio Nacional de Colombia durante la Expedición Seaflower 2022 en East South East Cay (conocido también como Cayo Bolívar), episodio en el cual se puede apreciar no solo la belleza sino la importancia que este islote en el Archipiélago._(Foto Esteban Herrera)
El cayo está ubicado en la zona Sur del Área Marina Protegida de la Reserva de Biosfera Seaflower, a unas 16.5 millas náuticas (26.5 km) de la isla de San Andrés. En una embarcación tipo lancha y dependiendo de la velocidad, se llega en aproximadamente una hora de recorrido.
Bolívar “es muy importante como sustento de la pesca, para la seguridad y la soberanía alimentaria de San Andrés, dada su cercanía a esta isla”, afirma el biólogo marino Julián Prato.
East South East Cay cuenta con un área coralina de notoria importancia y está formada por varios islotes: uno frecuentado por los pescadores y unido a otro que anteriormente era utilizado con fines de turismo. Estos dos bancos de arena en ocasiones se observan separados, dependiendo de la marea.
Dentro de este grupo de islotes también se encuentra el Cayo de la Virgen, llamado así por un monumento que ahí se construyó, y otro banco de arena que es habitado por los infantes de Marina de la Armada de Colombia para ejercer soberanía. Eventualmente se observan otras formaciones que permanecen por poco tiempo.
Este es un complejo arrecifal con una biodiversidad alta que se ha visto notoriamente afectado por la pesca y sobrepesca principalmente, asegura Nacor Bolaños, biólogo marino y coordinador de Áreas Protegidas de la Corporación Coralina.
Riesgos para el ecosistema
En los últimos años, pescadores no artesanales frecuentan el cayo y hacen uso de los recursos naturales que están allí, muchos de manera no sostenible, lo que ha generado múltiples impactos negativos.
“Este cayo era muy visitado en el 2008 por menos de 80 personas al año y para el 2015 lo visitaban más de 400 personas por semana; eso también empezó a generar daños en los ecosistemas”, asegura Bolaños.
Con la llegada de más visitantes, empezaron a realizar talas, podas, quemas, a montar cocinas utilizando la misma madera de la vegetación nativa y a generar mayor cantidad de basuras. La afectación en la biodiversidad comenzó a ser visible, sobre todo en temas de aves que habitan estas zonas.
Con ello, y a raíz de una solicitud de la Procuraduría Ambiental, fue necesario tomar medidas drásticas, como el cierre de la actividad turística para Cayo Bolívar, hasta tanto las autoridades competentes emitieran un plan de manejo turístico.
La autoridad ambiental Coralina emitió entonces dos resoluciones, para proteger los ecosistemas presentes en esta zona y en Albuquerque: la 116 de 2016 y la 1206 de 2016. Esta última, es un manual de buenas prácticas que deben ser implementadas por pescadores e infantes de marina que habitan estos cayos.
Al tratarse de un tema que va más allá de lo ambiental y debido a las afectaciones en el área, fue necesario involucrar en el proceso a diferentes autoridades, como las Secretarías de Agricultura y Pesca, Turismo y Medio Ambiente.
“Parte de las obligaciones, por ejemplo, las lideradas por la Secretaría de Turismo, eran actualizar un plan de manejo turístico para estas zonas. Este documento no se ha adoptado formalmente hasta que no haya un proceso de consulta previa con la comunidad”, afirma el biólogo Bolaños.
Para ayudar a mitigar parte de los impactos negativos sobre esta zona y la mayoría de áreas del archipiélago, actualmente existen restricciones derivadas de acciones populares, como la prohibición de la pesca del caracol pala.
“Esta especie solo se debe pescar en Serrana, porque los demás sitios incluyendo Bolívar, están impactados por la sobrepesca, es difícil encontrar poblaciones sanas de caracol pala, están ausentes prácticamente”, recalca el funcionario.
En septiembre de 2022 se realizó la Expedición Científica Seaflower a Cayo Bolívar, en donde cerca de 30 investigadores de distintas entidades desarrollaron diferentes proyectos que buscaban obtener datos de algunas especies y ecosistemas de esta zona. Los resultados finales aún no se han dado a conocer, pero serán determinantes para futuras medidas de la Procuraduría Ambiental.