Kent Francis se refirió al libro ‘El calvario de La Haya’

El expresidente Ernesto Samper Pizano lanzó su libro ‘El calvario de La Haya’ el pasado 8 de febrero mediante un conversatorio en Bogotá, al que asistió, como panelista invitado, el exgobernador de San Andrés, Kent Francis James. Opiniones tras su participación._

El texto, que fue publicado por Intermedio Editores y que ya está disponible en todas las librerías del país, relata un antes y un después del proceso legal entre Nicaragua y Colombia, cuyo primer fallo (adverso para Colombia puesto que lo despojó de 76.000 km2 de mar Caribe) se emitió en 2012 por parte de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

De acuerdo con el exmandatario de los colombianos, más allá de explicar de manera sencilla los procesos legales, delimitaciones y demás asuntos del Derecho Internacional, narra sucesos históricos previos al 2001, año en que Nicaragua presentó su primera demanda ante La Haya.

Presencia Raizal en el lanzamiento

Como se mencionó al comienzo, el exgobernador Francis James participó de dicho lanzamiento, que moderó la periodista María Alejandra Villamizar. En diálogo con EL ISLEÑO, el también exembajador de Colombia en Jamaica y Belice, comentó que en el conversatorio se tocaron distintos aspectos, todos relacionados con el mencionado fallo.

Explicó, por ejemplo, que en el libro se menciona cómo se formaron dos tendencias con respecto al litigio: una, defendida por el expresidente Misael Pastrana Borrero, en que la comisión asesora de Relaciones Exteriores se acogió a la teoría del Meridiano 82 como límite marítimo establecido en el Tratado Esguerra-Bárcenas; posición poco amiga de propiciar algún tipo de diálogo.

Otra línea, abanderada por el también expresidente Alfonso López Michelsen, que por el contrario argumentaba que la cuestión del Meridiano no era una definición marítima sólida de acuerdo a los conceptos del Derecho Internacional; vía que acompañó Samper Pizano.

¿Cuál ha sido el ‘Calvario’ del pueblo raizal?

Los habitantes del archipiélago y de la Costa Mosquitos, libres de toda colonia, se vincularon al proyecto de Bolívar en 1822. Después de 72 años de soberanía colombiana sin perturbación comienza el desmembramiento de lo que hoy es la franja Caribe nicaragüense, pérdida que se formaliza en 1930 con la ratificación del tratado Esquerra-Bárcenas.

Pero a esto se agrega una política estatal colonialista frente a los originarios de las islas con programas de poblamiento, catequización y desestímulos a la educación en inglés y en creole y, sobre todo, con la imposición de un modelo económico, encontrándose los raizales en un estado de indefensión que los ha desposeído –en muy buena parte– de sus bienes, su cultura, idioma y prácticas tradicionales. En corto tiempo se alteraron y se empeoraron las condiciones de calidad de vida de los habitantes ancestrales.

Samper aseguró que en el libro asume su responsabilidad en la decisión de la Corte. ¿Qué dijo en ese sentido?

Con respecto a lo que hizo él durante su mandato, manifestó que en su periodo contrató unos estudios con abogados internacionales, para evaluar precisamente cómo se debería afrontar, en su momento, la posible demanda frente a Nicaragua. La conclusión que le presentaron fue que las naciones que comparten fronteras marítimas con Colombia (Jamaica, Honduras, Costa Rica, Panamá y Nicaragua) debían buscar un arreglo directo mediante el diálogo y no una confrontación ante la CIJ; particularmente porque este país no tendría posibilidad de ser vencedor.

También comentó que el libro está dedicado a la población raizal que se convirtió en víctima directa del conflicto…

Sí, así lo mencionó. Y en este sentido, debemos recordar que el Pueblo Creole se extiende en esta cuenca suroccidental del Caribe, rodeada por los países ya citados; además, que los ribereños y la etnia Creole suman casi tres millones de personas en toda esa área en disputa con Nicaragua.

Por tanto, dada la conexión con los otros países, consideramos que una forma moderna de dirimir el conflicto es entrar a dialogar para que todos estos pueblos Creole sean preferentemente los protegidos y beneficiados de la sostenibilidad de este mar que nos rodea.

Y lógicamente que nosotros como Pueblo Raizal —que también somos ‘Creoles’—, obtengamos una mayor protección del maritorio y podamos superar así las confrontaciones en La Haya, en pro de buscar la aplicación de principios de cooperación y convivencia.

¿Cómo recibió esta invitación al conversatorio?

Es muy relevante porque nosotros, los ‘Creole’, estamos en el principal territorio en disputa: lo que antes era Zona Económica Exclusiva de Colombia, ahora lo es de Nicaragua y eso ha creado una incertidumbre total sobre nuestras prácticas históricas de pesca artesanal en toda la región, tema que sigue pendiente de otras etapas de conversación y negociación.

Ante esta situación, aún hay mucho trabajo por hacer para fomentar la cooperación a fin de que el pueblo ancestral del Archipiélago sea protegido por todos los países, dado que está asentado en este territorio hace cuatro siglos, inclusive mucho antes que existieran ellos.

Creemos que es injusto lo que sucede con este pueblo, que tiene 400 años en este maritorio, con su hábitat y su seguridad alimentaria, mientras que los países que dividen la región y se han hecho soberanos a los espacios marítimos, cuentan apenas con 200 años a lo sumo.

Por último ¿Qué queda para el Pueblo Raizal frente a la CIJ?

Las circunstancias especiales de la presencia del pueblo étnico en el maritorio en disputa no fueron presentadas en los procesos iniciales que concluyeron con el fallo de noviembre 19 del 2012 y otra hubiera podido ser la decisión para protección la gente y de la reserva de biosfera Seaflower.

Posteriormente, con el fallo de abril 21 de 2022, la CIJ reconoce al pueblo raizal ancestral del Archipiélago y propone a las partes, Nicaragua y Colombia, a dialogar para garantizar sus derechos históricos de pesca artesanal y la sostenibilidad de su hábitat. Eso es lo que queda y eso es lo que anhelamos que se lleve a cabo.