El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, advirtió el pasado 14 de febrero del riesgo de un éxodo «de proporciones bíblicas» debido al aumento del nivel del mar provocado por el calentamiento global._(Foto AP)
«El peligro es particularmente grave para casi 900 millones de personas que viven en zonas costeras bajas, una de cada 10 personas en la Tierra», resaltó el alto ejecutivo ante el Consejo de Seguridad, al tiempo que pidió «llenar los vacíos» en el derecho internacional, especialmente para los refugiados.
Algunos estados insulares pequeños y escasamente poblados corren el riesgo de desaparecer por completo. Pero el impacto del aumento del nivel del mar, causado por el derretimiento de los glaciares, la expansión de los océanos por temperaturas más altas y ahora principalmente por el derretimiento de los casquetes polares, va mucho más allá.
«Las comunidades que viven en áreas bajas y países enteros podrían desaparecer para siempre; estaríamos presenciando un éxodo masivo de poblaciones enteras, de proporciones bíblicas. Sea cual sea el escenario, países como Bangladesh, China, India y Países Bajos están todos en riesgo», alertó Guterres.
Según los expertos en clima de la ONU, el nivel del mar aumentó entre 15 y 25 centímetros entre 1900 y 2018; y se espera que suba otros 43 cm para 2100 en un planeta que experimenta un alza de 2 ºC de temperatura por año, en comparación con la era preindustrial.
Sin embargo, éste podría aumentar 84 cm si el planeta se calienta +3 °C o +4 °C.
La subida de las aguas, más allá del hundimiento de determinadas zonas, va acompañada de un aumento de las tormentas y de las inundaciones en áreas costeras.
En este contexto de poblaciones que se verán obligadas al exilio, por lo que Guterres llamó a llenar los vacíos de los marcos legales existentes a nivel global, lo que deberá incluir una ley de refugiados y brindar soluciones para el futuro de los estados que perderán totalmente su territorio terrestre.
También consideró que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene «un papel esencial que desempeñar, en pro de abordar los devastadores desafíos de seguridad que plantea la crecida de las aguas».